Se convoca a interesados en inscripción para educadoras/es para participar del Programa “Proba Jugar” gestionando por el Ministerio de Turismo y Deporte, el MIDES, Ministerio del Interior, Intendencia de Montevideo e INAU.
El organismo contratante y financiador será Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
La tarea será desarrollada por un equipo interdisciplinario e interinstitucional en tres espacios públicos de Montevideo (uno por región).
La dedicación horaria será de 10 horas semanales por región a realizarse con posterioridad de las 17 hrs. y/o fines de semana.
Perfil del cargo:
- Ø Capacidad de trabajar en equipo.
- Ø Experiencias en educación, deporte, recreación y/o trabajo con grupos de niños y adolescentes en espacios abiertos
- Ø Formación en Educación Social, Recreación (no excluyente).
- Ø Contar con una Empresa Unipersonal.
Inscripción a través de probajugar@gmail.comhasta el 9 de junio a las 16 hs. Adjuntando Curriculum Vitae.
La selección estará a cargo de la Mesa Interinstitucional.
Se adjunta fundamentación y objetivos del Programa.
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Documento inicial de PROBA JUGAR (fragmento)
Fundamentación:
En las últimas décadas, la sociedad uruguaya ha sufrido fracturas visibles en el tejido social, que se materializa en procesos de segmentación, especialización y segregación socio-residencial que restringen los espacios de circulación y socialización en territorios homogéneos en términos socio-económicos.
A este respecto, Katzman y Filgueira plantean que “el problema radica menos en el incremento de la desigualdad económica que en el desacoplamiento de importantes sectores sociales respecto de las instituciones, normas y canales de movilidad que en algún momento fueron comunes a la mayoría de la población.”[1]
Asimismo, cabe destacar la incidencia que presenta lo anterior en las distintas generaciones, en tanto la infantilización de la pobreza conlleva a lo largo del tiempo a la exclusión de adolescentes más pobres de las oportunidades para la satisfacción de sus necesidades y de los mecanismos básicos de inclusión socio-cultural. Por lo tanto, para la población infantil y adolescente que crece en contextos de extrema pobreza, la ciudad es un enigma a la que se teme y dificulta su apropiación y circulación.
Asimismo asistimos en los sectores medios y altos a un “refugio” de los niños, niñas y adolescentes al espacio del hogar, como un “espacio autosuficiente”[2], donde resuelven gran parte de las actividades que antes se proveía en la ciudad como el cine, las comunicaciones y el juego, a partir del desarrollo tecnológico.
Esto no ha significado un reforzamiento de los vínculos familiares, por el contrario, en la mayoría de las situaciones, se evidencia una socialización mediada por la tecnología y en situación de incomunicación.
Por el contrario en los contextos de pobreza, la vivienda de dimensiones y condiciones escasas, es expulsora, desarrollando gran parte de las actividades cotidianas en espacios de calle, próximos al domicilio.
En este sentido, la polarización social y urbana que presenta nuestra ciudad ha acotado los espacios de diálogo e integración socio-económica, el barrio y la escuela pública han perdido tal carácter integrador, homogeneizando la socialización a contextos socio-económicos similares.
Los barrios históricamente en nuestra ciudad han sido espacios de socialización que mediaron en la relación entre la familia y la sociedad, donde se construía una identidad colectiva, favorecedora del aprendizaje ciudadano y la conformación de redes de sostén y reconocimiento.
Las Plazas Públicas, veredas y espacios no edificados se convertían en lugares de encuentro y esparcimiento, donde el deporte, fundamentalmente el fútbol, era un aglutinador insoslayable.
Los procesos de segregación, homogenización socio-económica de los territorios y exclusión han reforzado identidades positivas o negativas de acuerdo a la estratificación social, configurando lo que Gravano llama “identidades barriales con determinada morfología social y cultural”[3].
En la misma las plazas y espacios públicos se han convertido en espacios de conflicto e inseguridad, agravando el abandono que el estado y/o las organizaciones de la sociedad civil han realizado de los mismos.
En los grupos estigmatizados (población de asentamiento, ocupantes, “planchas”, niños y adolescentes de INAU, etc.), los adolescentes fundamentalmente, son temidos y excluidos, reforzada por una imagen de peligrosidad atribuida desde los medios masivos de comunicación.
La explicación de esta realidad es atribuida a los propios adolescentes o su contexto familiar o barrial y no como producto de un proceso histórico mayor que ha producido la segregación y la exclusión.
Ante estas situaciones se pone en cuestión el tema de la seguridad pública, generando acciones de defensa, cerrando los espacios privados y generando dispositivos de represión en los públicos.
Promover la autonomía, recreación y participación de niños, niñas y adolescentes contribuye a recuperar éstos espacios para toda la sociedad.
Para revertir dicha situación la Estrategia Nacional para la Infancia y la Adolescencia 2010 – 2030 plantea que es necesario trabajar en la reconstrucción del tejido social deteriorado, fortaleciendo de esta forma la integración social. Se plantea que “esta perspectiva implica generar puentes que permitan acercar a los diversos sectores sociales, revirtiendo los procesos de segregación socio-territorial reconstruyendo y revinculando el entramado territorial y urbano y aprendiendo a convivir con las diferencias.”[4]
Objetivos generales
- Promover la circulación social, aprendizaje e integración de niños, niñas y adolescentes de distintos contextos socio-económicos de Montevideo.
- Contribuir a la apropiación de los espacios públicos de la ciudad por parte de niños, niñas y adolescentes y sus familias.
Como forma de llevar a cabo dichos objetivos, se proponen las siguientes iniciativas:
- Coordinación permanente entre Ministerio del Interior, INAU, MIDES, Min. de Turismo y Deporte e Intendencia de Montevideo
- Coordinación para la realización de actividades deportivas y recreativas en Plazas Públicas o de Deportes.
- Creación de espacios de consulta y participación de niños, niñas y adolescentes
- Creación de un sistema de becas laborales para jóvenes como referentes de la Plaza para la educación ambiental y la generación de espacios de juego y esparcimiento
- Realización de un campeonato de fútbol mixto interbarrial
- Desarrollar experiencias de mediación comunitaria en los espacios públicos conflictivos
- Difusión, seguimiento y evaluación de las actividades e iniciativas.
La generación de las presentes actividades implica entramarse con las redes locales y vecinos organizados de los barrios a seleccionar, como forma de fortalecer el tejido de solidaridades vecinales y movilizar sus recursos en procura de las acciones.
Entendemos que es primordial no trabajar en acciones puntuales y aisladas, sino generar propuestas que involucren y motiven directamente a los actores interinstitucionales y vecinales mencionados, para la transformación del lugar de los niños, niñas y adolescentes y la recuperación de los espacios públicos para el disfrute barrial y la integración.
[1] Kaztman, R. y Filgueira, F. (2001). “Panorama de la infancia y la familia en Uruguay”. UCUDAL. Montevideo.
[2] Tonucci, Francesco. La ciudad de los niños ¿Por qué necesitamos de los niños para salvar las ciudades?. Italia 2006. Pág. 61
[3] Gravano, Ariel. Antropología de lo barrial. Estudios sobre producción simbólica de la vida urbana. Espacio Editorial. Buenos Aires. 2003 Pág. 261.
[4] Estrategia Nacional para la Infancia y la Adolescencia 2010 – 2030. Uruguay