Vida y Educación, Montevideo, Uruguay.
Prof. Eduardo Musto
La evaluación
El presente documento informa sobre la evaluación externa realizada al proyecto “El Estribo, derecho a una educación de calidad”, ejecutado desde 2009 y entre abril de 2010 y marzo de 2011 por la Organización Vida y Educación, en Montevideo, Uruguay.
Para la realización de la evaluación se tomaron como insumos de trabajo los materiales escritos elaborados por la institución ejecutante, entrevistas y reuniones con integrantes del Equipo técnico responsable y a referentes de otras instituciones con las que el programa se relacionó a través de sus actividades y los materiales gráficos realizados (en grabación documental y en CD).
Entre los materiales escritos se tomaron en cuenta la formulación del proyecto presentado y aprobado en 2009 al Fondo de Cooperación Local de la Embajada de Finlandia en Buenos Aires, el informe de avance 2010, los registros de las reuniones del Equipo de educadores y talleristas responsables directos de la ejecución, los informes de las jornadas de debate y reflexión de participación abierta, una pauta de evaluación escrita entregada a sus integrantes y, especialmente, el libro publicado “Habilidades para la vida, reflexiones y desafíos a partir de la experiencia de El Estribo” (2011).
Objetivos y líneas de acción del proyecto
Brevemente describiremos los objetivos del proyecto, así como sus principales líneas de acción.
Objetivo general: Contribuir desde la sociedad civil en la formulación de políticas de educación de calidad dirigidas a la población adolescente y juvenil en situación de vulnerabilidad, a través de:
- Un programa de actividades de educación no formal
- La generación de conocimientos, instrumentos y metodologías innovativas
- La reflexión con otros actores de los aprendizajes obtenidos.
Para ello se plantean 3 objetivos específicos que, como líneas de acción, presentan concordancia con el objetivo general:
- A. Apoyar los procesos de restitución de derechos vulnerados de niños, adolescentes y jóvenes participantes con especial énfasis en el derecho a la educación de calidad, consolidando y ampliando el programa “EL ESTRIBO, un apoyo para crecer“ iniciado en el año 2007 con apoyo del Fondo Canadá, posibilitando su formación y capacitación en habilidades básicas transversales (Habilidades para la Vida), y apoyándolos en el discernimiento de sus proyectos personales, el fortalecimiento de su capital social e integración social y cultural tejiendo redes de inserción comunitaria.
- B. Relevar, sistematizar y colectivizar conocimientos en torno a instrumentos y metodologías innovativas para el trabajo socio-educativo con población infanto-juvenil en situación de vulnerabilidad.
- C. Difundir y socializar los aprendizajes, riquezas y dificultades de las actividades realizadas, articulando con organismos públicos y organizaciones de la sociedad civil, colaborando así en la implementación de la Estrategia Nacional para la Infancia 2010-2030.
Los resultados esperados
En un proyecto que no tuvo reformulaciones importantes de objetivos ni de actividades a lo largo de su implementación, ya que presenta una continuidad en la propuesta tanto en su metodología como en sus acciones, conviene reseñar, para su evaluación, los productos esperados o resultados, que se plantearon en el inicio, para luego ir analizándolos uno a uno:
- A. Los participantes: al menos 250 niños, adolescentes y jóvenes que habrán participado de las actividades educativas del Estribo. 150 de ellos de manera regular incorporando habilidades y competencias necesarias para su inclusión en el sistema educativo.
- B. El registro: documentado de todas las intervenciones del equipo educativo, particularmente de los acontecimientos educativos exitosos y de las circunstancias conflictivas, como insumo para la sistematización.
- C. La red: relaciones con instituciones de la zona ampliadas y fortalecidas para favorecer los procesos de inclusión de los participantes.
- D. Los aprendizajes: un informe sistematizado de las actividades formativas, subrayando los aprendizajes innovativos y exitosos.
- E. Los aportes: haber realizado aportes significativos en la formulación de estrategias educativas para la infancia en el Uruguay a través de información sistematizada.
- F. La difusión: La publicación y difusión de los aprendizajes del equipo educativo del Estribo.
Los resultados obtenidos
- Los participantes
Participaron realmente de la propuesta educativa en el espacio El Estribo alrededor de 500 niñas, niños, adolescente y jóvenes durante los 2 años de ejecución, siendo más de 150 quienes se incorporaron de manera sostenida y regular en el último año.
Para comprender este aspecto que es muy significativo, ya que no son muchas las experiencias educativas en las que participen tantos adolescentes y jóvenes, es necesario detenerse en el análisis de la forma de ingreso al Programa.
1. Una gran diversidad en la integración es una característica del Programa, que comienza con “el recibimiento” del participante. Llegan al espacio jóvenes con experiencias de vida en calle como otros jóvenes que asisten regularmente a centros educativos formales, tanto de Primer Ciclo como de Segundo Ciclo de Liceo, pero también adolescentes y jóvenes de otros programas de la Institución, como de otras instituciones, particularmente de Hogares de INAU, que incluyen a adolescentes con ciertas discapacidades físicas o intelectuales. Las edades también son diversas y van desde niños, a veces hermanos o familiares de otros participantes más grandes, hasta jóvenes mayores de edad. Todos son recibidos de igual manera, poniendo el énfasis en el sujeto y sus necesidades, que está buscando un espacio de integración. Muchos se integran porque otros jóvenes participantes los invitan
2. Otro elemento que interviene en la etapa del ingreso al Programa es el espacio que el adolescente o joven encuentra cuando comienza a participar. Es lo que el equipo de educadores llama un espacio amigable. Esto quiere decir que es un lugar donde se sienten respetados y escuchados, en contraposición a los espacios habituales de que ellos participan: el Liceo, el Hogar, la calle, la esquina, donde no viven esos valores, sino que se sienten descalificados y de muchas maneras agredidos y vulnerados en sus derechos. Así comienza, en esta primera etapa, a construirse uno de los pilares del Programa: el vínculo educativo con cada adolescente o joven participante. Se habla de “buscar la empatía, generar confianza en la relación, estar próximos a sus necesidades, particularmente la de ser escuchados, siempre con respeto por la vida de ellos.”
3. El tercer elemento importante para esta etapa inicial es que no existe, ni se le propone al joven, una currícula, igual para todos quienes ingresan, es decir que no hay una expectativa universal para el desempeño y para el logro de las metas como en el sistema educativo formal, sino que se atiende las expectativas personales de acuerdo a las características individuales en acuerdo con los educadores. Estos acuerdos pueden ser diferentes para cada espacio educativo, por ejemplo para cada taller que el participante elige concurrir.
4. Por último, durante esta etapa del “recibimiento”, que pauta el resto de las etapas, en El Estribo existe la libre circulación de los adolescentes y jóvenes por los espacios del Estribo. Es decir que cuando se ingresa no se circunscribe la participación a una actividad ni a un tiempo determinado por el equipo de educadores sino que eso se deja para que cada participante vaya experimentando desde sus propias necesidades y encontrando los espacios en los que se siente mejor y logra mejores resultados, no sólo objetivos sino también subjetivos. Así aparece desde el inicio del proceso educativo el concepto de habilidades para la vida, fundamentales para la hora de la interacción entre los sujetos en otras dimensiones sociales, no sólo en El Estribo.
El registro
El registro de las actividades, particularmente de aquellas que resultan exitosas, tanto por el logro de los resultados, como por ser innovadoras en el campo educativo, se realizó llevando un registro diario, a modo de “bitácora” de acuerdo a lo planteado en la formulación del proyecto. También se registraron las reuniones del equipo de educadores, en las que se percibe la vivencia de las dificultades y desafíos que el programa les fue planteando a lo largo de su desarrollo. En este informe recuperaremos algunos de ellos que nos parecen de mayor relevancia para los logros educativos.
La búsqueda de instrumentos de trabajo en equipo:
A la conformación del equipo de trabajo, el grupo, conformado por el equipo de educadores de Vida y Educación que participaron del espacio El Estribo de forma diaria, se le fueron sumando los talleristas encargados de cada área técnica específica: Informática, deportes, boxeo, lectoescritura y cálculo, expresión plástica, estilos de vida saludable, orientación laboral, comunicación, percusión, capoeira, expresión creativa, cocina, música.
Esta diversidad de personal presenta dificultades para conseguir un equipo cohesionado y coherente en la relación con los adolescentes y jóvenes participantes. Esto se fue procesando a lo largo de los primeros meses mediante la búsqueda conjunta de algunos elementos de trabajo en equipo para lograr su afianzamiento:
1. Definición de un objetivo común (apropiación de los objetivos del proyecto y su reformulación):
- No es sólo lo del taller lo que tienen que aprender sino también las habilidades para la vida: aprender a aprender, leer, escribir y realizar cálculos básicos, tomar decisiones con autonomía, manejar situaciones de stress, ser flexibles y adaptarse a nuevas situaciones, apoyarse en las redes institucionales, conocerse a sí mismo, respetar las ideas y opiniones de los demás, establecer metas colectivas e individuales y cumplirlas, desarrollar confianza en sí mismos (de acuerdo a la publicación “Habilidades para la vida, las 10 habilidades priorizadas por el equipo).
- Hacerles sentir a los jóvenes que ellos pueden formar un grupo, con las mismas metas, a través de la equitativa distribución de las responsabilidades y el respeto por las normas acordadas.
- Generar espacios de interacción entre el equipo general de educadores y los adolescentes y jóvenes.
2. Determinar las normas
Las reglas, que deben estar claras para todos desde el inicio, también deben ser incorporadas como herramienta educativa. En El Estribo se construyó un espacio en el que esas normas se internalizaron naturalmente a través del acuerdo o compromiso educativo con cada joven. “Cuando nos dicen que se comprometen, nosotros confiamos que acá no habrá robos, ni violencia, ni drogas”. (Pág 68, Habilidades para la vida). Este acuerdo fue respetado en general, ya que los jóvenes encontraron un contexto (el espacio) favorable para la incorporación de las normas, donde no es obligatorio estar, participa el que quiere por su propia decisión, donde se favorecen las potencialidades particulares a través de los espacios de trabajo comunes y colectivos y donde se experimenta un vínculo gratificante.
Este espacio es el que cada adolescente y joven participante opta por no quebrar, siente que si quiebra una norma quiebra el espacio, y las normas se respetan por elección propia, lográndose un objetivo educativo, el de la autorregulación.
3. Roles y funciones de los integrantes
Mediante el compromiso de participación quedan claramente establecidas las tareas y roles que cada adolescente y joven va a realizar y las acciones que el equipo de educadores encarará para hacer posible que el participante logre lo que se propone.
Este compromiso supone algunas características que lo hacen posible: entrevistas al inicio y luego durante la estadía del joven en el programa, reuniones, intercambio entre los educadores y talleristas para que las necesidades sean satisfechas.
4. Comunicación eficiente y negociación.
Se buscó que el intercambio de información fuera fluido entre todos los integrantes del equipo. Eso genera relaciones horizontales que sustituyen una organización de toma de decisiones piramidal por otra donde las decisiones se toman con autonomía.
En esta perspectiva las funciones de los educadores y las de los jóvenes se establecen claramente para aproximarse uno al otro sin perder la función específica educativa que cada uno tiene. El equipo habla de una organización en círculo que se construye como ámbito basado en la complementariedad y no en la competencia, por lo que la mediación y la negociación se convirtieron en instrumentos efectivos para la resolución asertiva de los conflictos.
La cooperación y el acento puesto en los intereses y necesidades comunes en contraposición a los intereses y necesidades particulares llevaron a que los conflictos que aparecieron durante la ejecución del programa se fueran resolviendo de forma dinámica.
Mostrar el conflicto, ponerlo en palabras (explicitarlo como herramienta metodológica) para llegar a acuerdos beneficiosos para todos, donde nadie se siente perjudicado en sus intereses. El espacio El Estribo
aparece como forma alternativa a la vida cotidiana de los participantes, que está pautada por la descalificación, agresión y violencia en sus relaciones habituales.
5. Identificación de objetivos intermedios y procedimientos
El espacio educativo en el taller o en los espacios comunes, que en las primeras etapas se vivió con ciertas tensiones, se fue superando al encontrar objetivos y procedimientos construidos en común. Todo es un solo espacio educativo, con los mismos objetivos y las mismas reglas.
6. Interdependencia de logros y responsabilidades
El sentido de pertenencia, la seguridad y el respaldo institucional a las decisiones que se fueron tomando fueron llevando a que las responsabilidades se compartieran: el éxito del programa depende del éxito de cada espacio en particular y el éxito de cada espacio depende del éxito del programa en general. Esta complementariedad en las responsabilidades lleva a la interdependencia de los roles, instrumento básico del trabajo en equipo.
C. La red
Las relaciones interinstitucionales se vieron fortalecidas en cuanto El Estribo se fue convirtiendo en un espacio de referencia para la zona, a través de los propios participantes y también a través del trabajo en la red local.
Vida y Educación es una institución de amplia trayectoria, conocida por los programas educativos para adolescentes y jóvenes, por lo que la red local se vio reforzada por el programa. La convocatoria a los seminarios de debate y la participación en eventos educativos ayudaron a debatir a educadores e instituciones junto con autoridades.
Los referentes institucionales de Hogares de INAU hablan de El Estribo como un espacio educativo del que participaron adolescentes y jóvenes que habían sido excluidos de otros centros educativos. Destacaron el clima afectivo, de respeto por las diferencias y de permanente diálogo con el equipo de educadores responsables. Para ellos fue un espacio flexible, de participación amplia, de restitución de derechos vulnerados en los participantes. Resaltaron especialmente que los adolescentes y jóvenes que se integraron al Estribo nunca dejaron de ir, lo que es una característica muy importante y poco común.
Los jóvenes que asistieron con mayor regularidad se incorporaron al sistema educativo formal, o se apoyó y reforzó su inserción anterior. También, para los que por distintas dificultades no lograron hacerlo, se realizó un proyecto personal que los incluyó en otros programas de Vida y Educación.
D. Los aprendizajes
Las principales experiencias educativas innovativas, sistematizadas en los informes del equipo, así como en el libro “Habilidades para la vida”, se refieren a la relación entre la construcción del espacio El Estribo como espacio educativo amigable y los aprendizajes de los participantes del programa de, justamente, las habilidades para la vida.
A partir de los debates que se dieron en los Seminarios y el análisis realizado por el propio equipo de educadores, comienza a percibirse la importancia de introducir el aprendizaje de las habilidades para la vida, ya mencionadas en capítulos anteriores, en relación a las carencias percibidas en los aprendizajes del sistema educativo formal.
Los elementos que reforzaron estos aprendizajes fueron:
- La construcción del espacio y su apropiación por parte de los adolescentes y jóvenes participantes. Se construyó un espacio “a la medida” de las necesidades de los jóvenes, con los recursos materiales adecuados, especialmente cuando se pudo contar con los vestuarios y las duchas, tal vez demasiado al final del período de ejecución, de acuerdo a la percepción del equipo.
- La circulación libre por el espacio y por los talleres. Algunos de estos fueron particularmente importantes para el ingreso, como el taller de boxeo, pero otros también lo fueron para el sostenimiento de los adolescentes y jóvenes a lo largo del tiempo, como los talleres de cocina y de plástica. Otros talleres tuvieron apoyaron algunos momentos del proceso de cada uno, como el de lectoescritura o el de música. El taller de informática tuvo algunas carencias en los equipos usados, pero tuvo una gran potencialidad. Cada taller tuvo su grupo de adolescentes y jóvenes que participaron sostenidamente, que cumplió la función de satisfacer particularmente las necesidades personales.
- El vínculo amigable, basado en el respeto por el sentir del otro, la confianza generada en cuanto los participantes percibieron que se les correspondía a sus expectativas y necesidades.
- El apoyo y cohesión del equipo para dar respuestas a los conflictos y dificultades en los espacios de talleres y en los espacios comunes.
- El respaldo institucional a las decisiones que se fueron tomando en el equipo de El Estribo.
Se construyeron algunos indicadores en el equipo que nos muestran las distancias y complementariedad entre las formas de evaluar con el sistema formal educativo.
Los más importantes son:
- · Poner el acento en los procesos personales y colectivos, no exclusivamente en los resultados. Como aparece en la publicación “Habilidades para la vida”, pág.70: “El Programa no promueve un sistema de calificaciones, ni para los adolescentes y jóvenes participantes, ni para los educadores, pues se entiende que si está cumplida la tarea no es necesario presentar pruebas ante ningún tribunal evaluador, sino a lo sumo ante sí mismo.”
- · Sentirse en un lugar amigable: sentirse “bien” y poder explicitarlo a otros. Especialmente percibir que el lugar es un lugar propio, construido por si mismo en relación con los demás.
- · Los adolescentes y jóvenes que vuelven diariamente al espacio y traen a otro, dando cuenta que el espacio colma sus expectativas, a diferencia de otros espacios educativos en los que el ausentismo es una característica.
- · Cambios en el aspecto y en el cuidado personal. Comienzan a tener mayores aspiraciones de prolijidad y de cómo aparecerse ante los otros.
- · Extensión del universo de lenguaje, se incorporan palabras. Se comprenden significados y comienzan a utilizarse más palabras para dar nombre a sus sentimientos, hablar de sí mismos, y para hablar de la relación con los demás, es decir que el otro comienza a entrar en sus vidas.
- · Vencer el “no se puede”. Se perciben nuevos límites se puede un poco más allá que antes, tanto en los aprendizajes técnicos concretos de los talleres, como en el vínculo con los otros. Los jóvenes comienzan a aportar materiales, a hacer propuestas.
- · Aparecen nuevas inquietudes que comienzan a transformar la vida de los adolescentes y jóvenes fuera del espacio El Estribo. Van a las bibliotecas de su barrio, comienzan a desplazarse solos por la ciudad.
E. Los aportes
Las variables para evaluar la incidencia de El Estribo en las políticas públicas de educación no dependen exclusivamente del programa, sino particularmente de los organismos estatales responsables de ellas.
La participación de las autoridades de INAU (Instituto de la Niñez y la Adolescencia del Uruguay) y del MEC (Ministerio de Educación y Cultura) en las instancias organizadas por el programa ha sido habitual y de importancia. Queda como carencia la ausencia de ANEP (Administración Nacional de Educación Pública).
La red local, llamada red Enredos se vio fortalecida por 2 motivos: El Estribo se convirtió en un espacio de referencia para coordinar la atención de adolescentes y jóvenes por las otras instituciones de la red, y además El Estribo fue la institución convocante para los seminarios y debates sobre los aspectos más relevantes de la educación de niños, adolescentes y jóvenes.
Los elementos surgidos de ellos ayudaron a cuestionar las prácticas educativas tanto formales como no formales por parte de otras instituciones y educadores que forman parte de Enredos.
F. La difusión
La publicación del libro “Habilidades para la vida: reflexiones y desafíos a partir de la experiencia de El estribo”, se convirtió en un escalón importante en la búsqueda de las organizaciones de la sociedad civil para incidir y cooperar con los organismos estatales para generar programas y proyectos que contribuyan a resolver la contradicción entre los aportes de la educación no formal a los programas de la educación formal.
El libro tuvo una difusión importante habiendo llegado no sólo a los participantes del lanzamiento.
Especialmente serán tenidos en cuenta estos aportes en momentos en que los índices de exclusión del sistema formal continúan en aumento muy significativo, en particular con el perfil de población al que el programa El Estribo llega.
La ENIA (Estrategia Nacional para la Infancia y la Adolescencia) incluye en sus líneas de acción principales proyectos como El Estribo, que realizan aportes a la población beneficiaria, para su fortalecimiento desde diferentes dimensiones, y también realizan aportes a las políticas públicas que cada vez más incluyen algunos elementos de la educación no formal en el sistema educativo.
A partir de estos proyectos, no sólo El Estribo, se pueden generar espacios de negociación público – privados, que comparten los organismos públicos y las organizaciones de la sociedad civil para sistematizar y diseñar líneas de acción para programas públicos.
Palabras finales
Los proyectos como El Estribo, de educación no formal inspirados en los principios metodológicos de la Educación Popular latinoamericana, nos plantean muchas preguntas y algunas respuestas.
Aparece en El Estribo una lógica de relación horizontal entre los llamados integrantes del equipo de educadores, ya sean parte del equipo estable de Vida y Educación, como de los talleristas, con los adolescentes y jóvenes participantes. Es una relación horizontal, con determinación e identificación de la diferencia de las funciones de cada uno dentro del proyecto, pero con respeto, distancia, afecto y sin imposiciones.
No hay una relación estigmatizadora, desde la negatividad de la cultura que se muestran, sino desde las capacidades transformadoras de ambos, educadores y participantes. En El Estribo todos aprenden algo.
También parece existir una apropiación de las experiencias innovadoras exitosas en un saber acumulado no sólo por la institución ejecutante del proyecto, sino que se traslada a otros educadores de otras instituciones participantes de la red. Esto muestra que hay un grado importante de sustentabilidad de la propuesta una vez terminada.
No queda claro el nivel de involucramiento de los actores estatales y este es, a nuestro juicio, el elemento de mayor controversia. Los instrumentos se pusieron encima de la mesa de negociación a lo largo de la implementación del proyecto, se obtuvieron resultados y se mostraron a quienes debieron mostrarse. Es el Estado el que debe encontrarel papel central que tiene para colaborar en la sistematización y organización de estas innovaciones para convertirlas en insumos para formular políticas educativas. Siendo como son, propuestas que cuestionan el formato del sistema educativo formal tal cual lo tenemos establecido.
Por último es bueno destacar la incidencia del programa El Estribo en la vida cotidiana de los adolescentes y jóvenes que participaron de él. Podría pensarse que esta lógica de programa educativo, en la que se crea un espacio físico y humano con un objetivo educativo en sentido amplio, que se transforma en alternativo a la vida diaria de los participantes, tanto en sus casas, como en otros espacios educativos del sistema formal, como en los Hogares institucionalizados si pertenecieran a alguno, o mucho más aún un espacio alternativo a la calle o a la esquina del barrio, donde se juntan a pasar el tiempo, puede generar una burbuja en la vida de los adolescentes y jóvenes y los gratifica mientras dura la propuesta del espacio abierto. Esta burbuja puede no tener incidencia en la vida cotidiana posterior de los participantes.
En este caso, a través de la incorporación de las habilidades para la vida que componen cada uno de las acciones del programa, y que se atendió especialmente, en algunos momentos más y en otros menos, pero siempre como objetivo, cada uno de los adolescentes y jóvenes pudo construir un proyecto personal que toma en cuenta lo aprehendido en El Estribo para encarar las relaciones sociales, formales o informales con mejores instrumentos, porque cada uno de ellos experimentó una transformación en esta etapa.
Prof. Eduardo Musto
Abril 2011