
Ficha inscripción Convivencia sin violencia
Fundamentación:
Los conflictos y la violencia que hoy vive nuestra sociedad no se resuelven con más violencia o con acciones policiales. Ellas pueden ser útiles soluciones temporales pero no llegan a ser las únicas. Cuesta aceptarlo, los conflictos nacen en el corazón de las personas y de los pueblos y es allí, en el corazón, en donde existe la necesidad de buscar las soluciones.
La violencia se ha vuelto un hecho común, no solamente en los campos de guerra, sino también en las calles de las ciudades y en los hogares de nuestra sociedad. No obstante, con los más impresionantes logros de la ciencia, la tecnología y con los avances políticos y militares, la humanidad no ha podido encontrar un remedio efectivo contra la violencia, el odio y la venganza que rondan por doquier.
Estos comportamientos se reflejan en la inseguridad pública; los delitos forman parte de la crónica diaria; el temor de los ciudadanos se manifiesta en lo cotidiano dificultando la vida social y familiar; en el paisaje ciudadano la bronca se hace cada vez más violenta, crece el ajuste de cuentas, la justicia por mano propia y la legítima defensa comienza a encontrar quienes la promueven.
Que la violencia engendra violencia; todos lo sabemos. Alguien tiene que detener este espiral y pensar en positivo. No podemos continuar sin hacer una reflexión profunda que nos conduzca a las causas en lugar de los victimarios. Porque nadie puedes sorprenderse al encontrar debajo de la máscara de muchos delincuentes, a una víctima más de un sistema de estructuras injustas.
El núcleo de una edificación democrática orientada a instituir espacios de desarrollo humano – de realización – es el fruto del arraigo y la difusión de una ciudadanía activa, de un régimen de existencia cívica en el que la participación de cada uno no sea una excepción, sino la forma de ser ampliamente actuada por todos.
Si la democracia ha de llegar a ser entre nosotros una fuerza vital y si ha de imponer a nuestras sociedades un carácter más humano, ello será a través de la institucionalización de un espacio de realización vigoroso, plural y saludable que haga las veces de una verdadera ágora, un espacio de encuentro, un lugar común en el que los ciudadanos confluyan para efectuar un aprendizaje compartido.
No es por casualidad que mencionamos la noción de aprendizaje. Si pensamos en la democracia y en la ciudadanía como instancias de realización del hombre, es forzoso que veamos al mismo tiempo en ellos, espacios de educación mutua. ¿Qué aprendemos en estos espacios de educación mutua?
No necesariamente saberes técnicos ni tampoco teóricos, sino algo más sutil y difícil de definir, pero que algunos pensadores suelen denominar las virtudes cívicas, la primera de las cuales es la aceptación cordial de nuestras obligaciones mutuas. La convicción de que somos pasajeros de un mismo barco y de que cumplir las reglas, procurar generosamente el bien común, es mucho más que una graciosa concesión que hacemos a los otros, sino una obligación moral cuyo cumplimiento realza nuestra condición de seres humanos racionales y sensibles. Estos valores son aprendidos por nosotros a través de una relación respetuosa con nuestros semejantes. En una relación entablada entre seres que se asumen libres por naturaleza y se proclaman autónomos, porque han elegido practicar su racionalidad integrando el sentido del deber a su forma de ser, asumiendo concretas actitudes prosociales, «acciones que tienden a beneficiar a otros sin esperar recompensa».
Finalmente si aprendemos a ser ciudadanos responsables, que honran sus compromisos con los demás es porque hemos caído en la cuenta, de que vivir dentro de ese espacio de realización mutua, es buena en sí mismo y no porque cumpliendo nuestra obligación obtenemos un beneficio o evitaremos un perjuicio, «las razones del corazón superan en mucho a las del temor y el cálculo».
Fundación para la Reconciliación:
La Fundación para la Reconciliación trabaja en la construcción de cultura de paz y viene desarrollando programas que posibiliten reconstruir el tejido social, generar niveles de capital social e investigar las oportunidades de desarrollo de la convivencia en paz en el contexto Latinoamericano.
Surge en Colombia y hoy se encuentra presente en Perú, Brasil, Venezuela, Bolivia, Chile, República Dominicana, Uruguay, México, Ecuador, Argentina, Canadá, Estados Unidos y Sur África, todos países pertenecientes a la Red Internacional.
http://www.fundacionparalareconciliacion.org
Institución Kolping:
Es una asociación católica creada en 1985.
Integra la Obra Kolping Internacional, fundada a mediados del siglo XIX por el Padre Adolfo Kolping en Alemania, está presente hoy en 59 países de los cinco continentes.
Kolping Uruguay es una organización social que mediante el principio de ayuda para la autoayuda ofrece formación, capacitación y promoción integral de jóvenes y adultos para que, logrando su desarrollo integral como personas, consoliden su situación laboral y familiar, mejoren su calidad de vida y participen en la comunidad y en la Iglesia actuando con responsabilidad y solidaridad.
www.kolping.org.uy
¿Qué son las Escuelas de Convivencia Sin Violencia?
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